La Sociedad Científica Argentina, 140 años de historia
Por Norma Isabel Sánchez [1]
Resumen
La SCA es una de las entidades pioneras, en nuestro medio, que se ocupa de la ciencia. Ninguna acción que esté, directa o indirectamente vinculada al saber, le ha sido indiferente y se responsabiliza de la publicación, Anales, que tiene el mérito de llevar 136 años continuos de existencia.
Ha realizado múltiples actividades y, en esta ocasión, nos interesan cinco congresos: los de 1898, 1910, 1972, 1994 y 2004. En cada uno las temáticas tratadas, de cierta manera, reflejan las variadas inquietudes y los renovados participantes confirman un catálogo del paso, mano a mano, de las postas de atractivos.
Palabras claves: ciencia, promoción y estímulo, reuniones de estudio
Abstract
The SCA is one of the pioneering entities, in our area, which deals with science. No action that is, directly or indirectly, linked to knowledge, has been indifferent and is responsible for the publication, Annals, which has the merit of bringing 136 years existence of continuous.
He has many activities and, this time, we are interested in five congresses: the 1898, 1910, 1972, 1994 and 2004. In each of the topics addressed, to some extent, reflect the worries varied and the renewed participants confirm a catalog of step, hand in hand, for the posts of interest.
Keywords: science, advocacy and encouragement, study meetings
INTRODUCCIÓN
La Sociedad Científica Argentina (SCA), con sus 140 años de historia, es una de las entidades locales más tradicionales, permanentes y altamente representativas del interés por la ciencia vernácula e internacional. Si intentamos responder a la pregunta: ¿qué significó su fundación?, nos inclinamos por afirmar que fue el punto final, entre nosotros, de la hegemonía extranjera de la ciencia; pues, desde aquel hecho fundacional -un 28 de julio de 1872- se transformó en una constante auspiciante de múltiples encuentros, viajes de estudios, promoción y realización de las primeras exposiciones científicas e industriales[2], sostén de las expediciones a tierras distantes del país, animadora de conferencias y seminarios; dispuesta, siempre, a congregar a las más destacadas personalidades vinculadas a la ciencia y la cultura del país o de visita por él; evaluadora de proyectos, asesora del Estado (en temas puntuales sometidos a su consideración) y una variedad de otras iniciativas. Mantiene una legendaria publicación, Anales, que va por el número 247.
El primer congreso que patrocinó fue el de 1898 y resultó casi un “fresco” de la Argentina del momento; el segundo fue el del 1910, en ocasión del Centenario de la Revolución de Mayo y de éste, puede afirmarse algo equivalente. De la variedad de reuniones que ha auspiciado, son cinco las que vamos a destacar de manera especial. Y, para que resulte claro al lector, dividimos el escrito en dos partes; una, recuerda la historia de la sociedad y la otra, estos congresos.
En cierta ocasión dijo uno de sus presidentes: “No hacemos ciencia en el sentido de tener laboratorios, de tener grandes establecimientos, sino que esta casa hace sí todo lo posible para crear una edad vital y una atmósfera que conduzca a valorar por parte de la sociedad, la ciencia, a estimular a los científicios … (e) irradiar ante el mundo, por medio de los Anales, … que en la Argentina hay gente que se dedica precisamente a este menester”[3].
PRIMERA PARTE
a. Inicios de la Sociedad Científica Argentina
Nos ubicamos en la década de 1870. Emerge una propuesta, que partió de un grupo de jóvenes estudiantes universitarios residentes en Buenos Aires, que aspiran a dar forma a una agrupación interesada en la ciencia. El país estaba gobernado por Domingo F Sarmiento y, si bien no tuvo injerencia directa en su emplazamiento, justo es aceptar que había una atmósfera cultural favorable para una decisión de este tenor. Tal vez resulte muy necesario rememorar, a modo de antecedente, una creación fundamental: nos referimos a la instalación de la Facultad de Ciencias Físicas y Naturales, que estaba entre las preocupaciones primordiales de aquellos que veían la necesidad de formar con conocimientos específicos [4]. En efecto, fue el rector de la Universidad de Buenos Aires, Juan María Gutiérrez, una pieza clave, ya que, un tiempo antes, había recomendado habilitar un Departamento de Ciencias Exactas, destinado a la enseñanza de las matemáticas puras y aplicadas más la historia natural, y lo logró. De inmediato se pensó en la planta docente y resultaron contratados tres profesores italianos: Bernardino Speluzzi, para el curso de matemáticas puras. Emilio Rosseti, para las matemáticas aplicadas y Pellegrino Strobel, para historia natural. Este fue, poco después, reemplazado por Juan Remorino (que se dedicaría a la geología, mineralogía, explotación de metales y clasificación de terrenos). Llegó el año 1869 y, ahora, establecida la facultad, se graduaron los 12 primeros ingenieros: Valentín Balbín, Santiago Brian, Adolfo Buttner, Jorge Coquet, Luis A Huergo, Francisco Lavalle, Carlos Olivera, Matías G Sanchez, Luis Silveyra, Zacarías Tapia, Guillermo Villanueva y Guillermo White. Tres de ellos aparecen en la inicial comisión directiva de la nueva entidad.
b.- Primeros pasos para llegar a la proyectada sociedad
Hay dos momentos: el preliminar, protagonizado por los estudiantes del Departamento de Ciencias Exactas, entre ellos Juan Dillón, Santiago Barabino, Luis A Huergo, Valiente Noailles y Estanislao S Zeballos. Y hasta pensaron posibles denominaciones: unos se inclinaron por Academia Científica de Buenos Aires; otros por Estímulo Científico. Comenzaban a delinear el posible estatuto.
El segundo, y definitivo, desplegado a mitad de ese año de 1872, cuando tras una reunión realizada en el edificio del Colegio Nacional de Buenos Aires, se nombra una comisión directiva, que será la primera de la SCA, que tiene como presidente a Luis A Huergo; vicepresidente, a Augusto Ringelet; secretario 1º, a Carlos Stegman; secretario 2º, a Juan Dillón; tesorero, a Ángel Silva y los cuatro vocales: Guillermo White, Francisco Lavalle, Juan Remorino y Juan Revy. En esta convocatoria se calcula una asistencia de 24 entusiastas, particularmente alumnos y profesores de la novel facultad de ciencias. Así redactaron:
(Es necesario llenar) “la falta de una corporación que fomente especialmente el estudio de las Ciencias Matemáticas, Físicas y Naturales, con sus aplicaciones a las artes, a la industria y a las necesidades de la vida social”[5].
El propósito que los guiaba era, promocionar:
“Congresos y concursos científicos organizados por ella y su actuación en otros, dieron en el exterior un mejor conocimiento del país, mientras se desempeñaba en conferencias y conversaciones científicas de múltiples aspectos; (y) … su Biblioteca Pública brinda el tesoro de las obras más notables”[6].
c.- Las (posibles) nueve etapas de la SCA
La primera (entre 1872 y 1880)
Da pasos iniciales, un tanto vacilantes. Aún así, con proyectos o realizaciones valiosas.
* Analiza seriamente la instalación de una biblioteca científica y técnica y, a tal fin, encara la compra de libros en Europa.
* En mayo de 1874, publica el primer número de los Anales Científicos Argentinos (que mantiene por cinco meses consecutivos), con la dirección de José María Ramos Mejía, Francisco Ramos Mejía y Estanislao S Zeballos. En éste, hay un aviso que dice:
“La Dirección de los “Anales Científicos” se hace un honor en ofrecer a estos señores (señores médicos, estudiantes de medicina, naturalistas, etc, de toda la República), las columnas del periódico que dirige, deseando que con sus trabajos contribuyan al progreso de la Ciencia Argentina, cuyos frutos nos son totalmente desconocidos todavía”[7].
* Convoca, en julio de 1875, al primer certamen del Concurso-Exposición, para fomentar el adelanto de la ciencia en sus aplicaciones a la industria, con expositores y presentación de aparatos e instrumentos técnicos e industriales, máquinas y algunas otras novedades. Muy significativa fue la exhibición de cajas con restos fósiles que pertenecían a las colecciones de Juan Remorino y Florentino Ameghino.
* En enero de 1876, comienza a editar los Anales de la Sociedad Científica Argentina, con permanencia hasta la actualidad. La comisión redactora estuvo integrada por: Pedro Pico, Estanislao S Zeballos, Pedro N Arata, Juan Kyle y Guillermo Villanueva. En ese número, aparecen las siguientes palabras
“Al público: la fundación de un periódico científico en un país cuya común lectura la forman el diario político y la novela, y cuyo sentimiento científico no está bastante desarrollado nos hubiera detenido como empresa prematura, cuando no atrevida si consideraciones de otra especie no nos hubieran decidido. La Republica Argentina, con su Observatorio Astronómico, sus Oficinas Meteorológicas, su Academia de Ciencias, sus Universidades y su Museo de Buenos Aires, con su flora y su fauna aun desconocidas está obligada a llevar al mundo científico el contingente de luces que sólo ella puede proporcionar mientras que el comercial le reclama el resultado del estudio de sus grandes ríos navegables, el beneficio de sus inexploradas minas, de sus bosques y canteras y de cuantos tesoros en fin encierra su privilegiado y desconocido suelo”[8].
* También promovió a las llamadas Conversaciones Científicas.
* Llevó adelante el segundo Concurso-Exposición, con más secciones habilitadas y sólidos vínculos con el Club Industrial.
* Asistirá las exploraciones tanto de Francisco P Moreno como de Ramón Lista, estudiosos de la Patagonia argentina.
* Hizo los primeros nombramientos de socios honorarios y las designaciones fueron para Guillermo Rawson, Benjamín A Gould y Germán Burmeister; Carlos Darwin y Rodolfo A Philippi (naturalista alemán, residente en Chile).
* Mantuvo la atención sobre variados asuntos, tales como la construcción de carreteras, la mineralogía, la geología (y otros más).
La segunda etapa (entre 1880 y 1900)
* Continúa el apoyo a los estudios relacionados con las más variadas obras públicas. Estimula vínculos con establecimientos industriales y actividades universitarias.
* Promueve conferencias y homenajes a hombres de la ciencia, así como celebraciones de sus sucesivos aniversarios. Permanece atenta a los debates parlamentarios relacionados con futuras leyes claves para el país.
* Da espacio a un museo, cuyo primer director fue Francisco P Moreno (de vida efímera) y poco después realiza una exposición industrial que origina la fundación del Club Industrial Argentino (posterior Unión Industrial Argentina).
* Instala más de una filial en diversas provincias.
* Se designan miembros honorarios, en 1897, a Carlos Berg, Luis A Huergo y Juan Kyle.
* Realiza, en 1898, el Primer Congreso Científico Latinoamericano, verdadero broche de oro para afianzar todo lo realizado en un cuarto siglo. Para el siguiente habrá que esperar 12 años.
La tercera etapa (entre 1900 y 1922)
Estamos en una nueva centuria. La SCA transita un ciclo de expansión, con 66 volúmenes publicados de sus Anales, y, entre muchas actividades, aparecen las siguientes:
* En 1901, Eduardo L Holmberg dictó la conferencia De siglo a siglo, con motivo del 29º aniversario de la SCA, entre los presentes estaba el presidente del país Julio A Roca.
* Realiza el Congreso Científico Internacional Americano de 1910. De esa manera, el país, a 100 años de la Revolución de Mayo, podía exhibir los logros nacionales -junto a los internacionales- en materia de ciencia y tecnología.
* Costeó, con ayuda económica del Congreso Nacional, la exploración y estudio de la laguna de Iberá (1910), a cargo de Pedro Uhart, que, en su amplio programa, incluía análisis del paludismo y fiebres infecciosas, muy propias de esta zona de la provincia de Corrientes. Los resultados fueron publicados en un número de los Anales del año siguiente.
* Apoyó a fijación de la hora legal argentina.
* Avaló la publicación Evolución de las Ciencias en la República Argentina (1872-1922), rigurosa como labor científico-histórica, conformada por los siguientes tomos: Las ciencias químicas en la República Argentina (a cargo de Enrique Herrero Ducloux); La evolución de la botánica en la RA (Cristobal M Hicken); La evolución de la física en la RA. Contribución al estudio del desenvolvimiento de la cultura argentina (Ramón G Loyarte); Las matemáticas en la Argentina (Claro C Dassen[9]); La higiene pública y las obras sanitarias argentinas en los últimos cincuenta años (Nicolás Lozano y Antonio Paitoví); La evolución de la astronomía en la RA, durante los últimos 50 años (Enrique Chaudet); Los pasados cincuenta años de nuestra mineralogía y geología (Franco Pastore) y El desarrollo de la meteorología en la Argentina durante los últimos cincuenta años (William Hoxmark).
* Para un nuevo festejo, se giraron invitaciones que decían:
“La junta directiva tiene el agrado de invitar … al acto que, con la asistencia del excelentísimo señor presidente de la Nación, doctor Marcelo T del Alvear, del señor intendente municipal, doctor Carlos Noel, y presidido por su excelencia el señor ministro de justicia e instrucción pública, doctor Celestino J Marcó, se celebrará el 5 de diciembre de 1922, a las 21,30, en el teatro Cervantes …”.
Era una ocasión especial; el nuevo encargado del PEN hacía tan solo dos meses que había asumido su la máxima responsabilidad de conducción; este acto fue, casi, su bautismo presidencial. Por su parte, la SCA había llegado a su cincuentenario.
La cuarta etapa (entre 1922 y 1930)
La Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires le cedió un terreno para la construcción de su nuevo edifico y el Congreso Nacional le asignó los fondos necesarios; las obras comenzaron en 1927.
* Entre 1923 y 1924, auspició una serie de 14 conferencias sobre la teoría de la relatividad, donde participaron, entre muchos otros, Julio Rey Pastor y Horacio Damianovich. Se pensó que alguna vez sería el asiento del Instituto Científico Argentino.
* Apoyó el conocimiento (y reconocimiento) del territorio, mar y cielo de la República Argentina.
* Colaboró con el Tercer Congreso Científico Panamericano, VI Latinoamericano, realizado en Lima (1924-5), asistiendo a 28 delegados, que fueron acompañados por el presidente Eduardo Huergo. Fue allí cuando la Universidad Mayor de san Marcos, confirió a algunos de los socios el título de doctor honoris causa, entre ellos a Nicolás Besio Moreno, Reinaldo Vanossi y otros siete.
* Escuchó las palabras del premio Nobel Albert Einstein (abril de 1925), en el salón del viejo edificio de la calle Virrey Cevallos.
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* En 1927 fundó un Boletín Informativo, iniciativa de Reinaldo Vanossi.
Para entonces, ¿podían vislumbrarse los tiempos difíciles que le esperaban al país y a una parte del mundo?
La quinta etapa (entre 1930 y 1946)
Fueron años espinosos. Un dato, no menor: se paralizaron las obras del nuevo edificio; hasta que finalmente, tras un impulso, puede ser inaugurado y es el que usa en la actualidad[10]. También en 1933, nacía la Asociación Argentina para el Progreso de la Ciencia (AAPC, liderada por Bernardo A Houssay) que, de alguna manera, era una suerte de “competidora” amiga[11] de la SCA.
* Crea el Comité Argentino de Bibliotecarios de Instituciones Científicas.
* En 1939 aparece un Catálogo de publicaciones periódicas científicas y técnicas.
La sexta etapa (entre 1946 y 1955)
Un investigador argentino, en 1947, es galardonado con el premio Nobel en ciencia. Pocas demostraciones recibió de las autoridades del país; sin embargo, la SCA lo distingue y Bernardo A Houssay escribe en su Libro de Oro:
“Esta Sociedad fue fundada por el amor a la ciencia, el idealismo y la fe en la patria de muchos buenos argentinos. Yo me he asociado a esta obra y las distinciones que he recibido han sido recompensas de esos esfuerzos de los que fueron, los que somos, los que van siendo y los que serán”.
Se fueron alejando las posibilidades de cubrir los gastos que demandan las grandes expediciones; aún así:
* En 1948 patrocinó una a cargo de Armando F Leanza, a los bosques petrificados de Santa Cruz y otra hacia los glaciares, en el sur de los Andes.
* En 1950, en comunidad con la AAPC, llevaron a cabo la Primera Sesión Científica Argentina; se mantuvieron por largo tiempo[12].
* En igual año se le otorgó a Luis Federico Leloir el Premio Sociedad Científica Argentina, por sus contribuciones la biología y a Eduardo L Capdehourat, igual distinción, por la rama medicina[13]. En 1970, un número especial de los Anales se dedicó a la trayectoria del primero, que culmina con el premio Nobel de química.
Los últimos años de este período (1953-1955) tuvo un funcionamiento mínimo, el edifico fue ocupado por una entidad gremial y perdió parte de su patrimonio (cuadros, libros, colecciones de minerales. Situaciones equivalentes vivió en otros períodos de las posteriores dictaduras militares).
La séptima etapa (entre 1955 y 1966)
* Realiza exposiciones y en 1960, con motivo del 150º de la Revolución de Mayo, una sobre las Publicaciones científicas y técnicas y obras inéditas de autores argentinos, que representó un balance de la producción de este sentido.
La octava etapa (entre 1966 y 1983)
* La Biblioteca contabilizaba 75.000 volúmenes y 5.000 títulos de revistas (es obvio que su acervo ha aumentado con los años). La nueva colección Evolución de las Ciencias en la República Argentina, del período 1922-1972, publicó los tomos correspondientes a: Matemática; Física; Cibernética; Genética; Meteorología; Oceanografía y Radiopropagación; Botánica; Astronomía; Geofísica y Geodesia; Química; Geografía; Antropología; Entomología, cada una a cargo de un especialista donde aparecen los nombres Luis A Santaló, José F Westerkamp, Noemí G Abiusso, Carlos A de Jorge, Luis De Santis y algunos más.
* Mantenía cuatro Consejos Científicos (en medicina, agronomía, ingeniería y química).
* En 1974 patrocinó una Excursión Científica a las Islas Malvinas, con importante estudio de la fauna entomológica. Un volumen del año 1975 incluyó seis trabajos relacionados con el archipiélago malvinense. En 1979 se llevó adelante la Segunda Campaña Científica a las Islas Malvinas y, en un número de los Anales de 1981, se publicaron otros seis trabajos relacionados con esa actividad (cuando nadie imaginaba lo que acontecería un tiempo después).
* Apoyó un viaje de estudio sobre ictiología a la provincia de Santa Cruz. Corría el año 1975.
* Firma convenios con varias entidades de investigación y, destacamos, asesora al Conicet (sobre el otorgamiento de premios) y a otras de alta jerarquía.
La novena etapa (entre 1983 y 2012)
Enfrenta problemas económicos; aun así, en lo académico, con saldo positivo. Veamos algunos:
* Los Anales fueron incorporados al sistema Latindex y al Foro de Editores Científicos. Después, en 2010, se digitalizó la totalidad de la colección. Tiene su página web.
* Para 1991 había concedido 22 premios Sociedad Científica Argentina, de las más diversas disciplinas. Ese mismo año se fundó el Centro de Integración Cultural.
* Promocionó una campaña científica en el área El Chaltén-Lago del Desierto (Santa Cruz). Después a la Reserva San Javier.
* Recibió la visita el premio Nobel de química y presidente de la Royal Society of London, George Portter. Se lo incorporó a la lista de los 34 socios honorarios (donde ya estaban los nombres de Florentino Ameghino, César Lombroso, Enrique Fermi, Bernardo Houssay, Norman Boulaug, Alberto Einstein, Guillermo Marconi).
* Corría 1991 cuando la Biblioteca de la Fundación José Babini, rica en material de historia de la ciencia (que se calcula en 7.000 títulos, más valiosas colecciones de revistas) comenzó a funcionar en la sede del edifico de la sociedad. Se retiró en 2002. En aquel período, promocionó un evento que, en efecto, se concretó; y,
* En 1994 se realiza el Tercer Congreso Argentino de Historia de la Ciencia y de la Técnica.
* En 1998, preparó una reunión especial con motivo del centenario del Primer Congreso Científico Latinoamericano.
* En 2000 auspició el seminario Política científica y proyecto nacional. Cerca de 300 asistentes siguieron con atención a los oradores, entre los que destacamos al epistemólogo Mario Bunge y a Patricio Garraham, director de la revista Ciencia Hoy.
* Al cumplir 128 años, se nombraron nuevos socios honorarios (2 extranjeros y 3 representantes del país: Mario Bunge, Eugenia Sacerdote de Lustig y Fernando Tola Mendoza, es decir a un filósofo de la ciencia, una investigadora en biomedicina y un indólogo).
* Se conformó una filial en Ushuaia (que se suma a muchas otras).
* Apoyó un simposio sobre la temática de la investigación científica en la Antártida y la sociedad dejó bien sentada su posición. El país, a lo largo de su historia, ha tenido determinadas políticas de Estado (inmigración, alfabetización y educación, agricultura, energía nuclear) y, entre ellas, aparece la problemática de la Antártida.
* En 2001, nombró presidente honorario a Andrés Stoppani y, tras su muerte, se instituyó el premio que lleva su nombre. En 2009, lo recibió Eduardo Charreau[14]; en 2010, Miguel Falasco; en 2011, Jorge R Vanossi; en 2012, Mario Mariscotti.
* En 2002, con motivo de su 130º aniversario, bajo la presidencia de Alfredo G Kohn Loncarica, dio espacio a un Simposio sobre la vida y obra de César Milstein, socio honorario y tercer premio Nobel en ciencia del país.
* Se firmó un convenio de cooperación académica entre la SCA y Rectorado de la Universidad de Bueno Aires.
* En 2004 fue sede del Sexto Congreso Latinoamericano de Historia de las Ciencias y de la Tecnología, organizado por la Sociedad Latinoamericana de Historia de las Ciencias y de la Tecnología.
* En su bello salón de actos Florentino Ameghino, ha rendido homenaje a ilustres científicos y tomamos como ejemplo el realizado en 2009 al matemático Manuel Sadosky. Escuchado las palabras de disertantes de alta categoría y nos aparece el nombre del físico Juan M Maldacena.
* En agosto de 2010 visitó la sede de la SCA la presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner; la acompañó Lino Barañao, el primer ministro de Ciencia, Tecnología y Renovación Productiva de nuestro país (cargo recientemente creado). En la oportunidad se entregaron los Premios Houssay a 16 investigadores y, por primera vez, la Distinción Investigador de la Nación Argentina, que fue para Esteban A Brignole.
* También se organizó, dentro de la sociedad, un nuevo instituto, el Luis A Huego (que reúne a un grupo de colaboradores que promueve conferencias, entrega premios, estimula la difusión de la ciencia).
* En abril de 2011, la Biblioteca de la sociedad rindió homenaje a Domingo F Sarmiento, con motivo del bicentenario de su nacimiento (con una conferencia a cargo del expresidente de la SCA Jorge R Vanossi). Esta dispone de verdaderas joyas: libros antiguos, otros de gran aprecio científico-cultural y valiosas y variadas colecciones.
** A lo largo de su historia han sido presidentes de la sociedad: ingenieros, matemáticos, naturalistas, juristas, representantes de las fuerzas armadas y médicos. Estos tuvieron siete: Nicolás Lozano (higienista), Gonzalo Bosch (psiquiatra), Eduardo Braun Menéndez (fisiólogo), Pablo Negroni (micólogo), Arturo Otaño Sahores (ortopedista y traumatólogo), Andrés Stopani (médico y químico) y Alfredo Kohn Loncarica (historiador de la ciencia y la medicina). A los que se suma el actual, el 60º, Ángel Alonso (alergólogo).
Pero, sin dudas, lo riguroso, para dar justa dimensión a su trascendencia, es revisar el repertorio de sus socios y sucesivos miembros de las juntas directivas, así como los responsables de los artículos aparecidos en las páginas de su publicación. De igual modo, tener presente que han tenido marcada relación con esta sociedad algunos presidentes de la Argentina: Sarmiento (por la fecha de su creación), José E Uriburu (por el congreso de 1898), Julio A Roca (asistente al acto conmemorativo de los 29 años de la SCA), Figueroa Alcorta (presidente honorario del congreso de 1910), Agustín P Justo (viejo socio), Marcelo T de Alvear (presente en los actos del Cincuentenario) y Cristina Fernández de Kirchner (quien la visita y firma el Libro de Oro, digno tesoro de la sociedad).
SEGUNDA PARTE
Recordemos que entre sus propósitos iniciales determinó reunir “Congresos y concursos científicos…”. Y lo cumplió.
El primero (1898, Primer Congreso Científico Latinoamericano)
Este se realizó entre el 10 y 20, cuando era presidente de la entidad el ingeniero Ángel Gallardo (el 20º).
La sesión inicial se llevó a cabo en el viejo edificio de la Facultad de Medicina (el de la calle Córdoba, levantado por el arquitecto Francisco Tamburini e inaugurado poco antes: en 1895) y la asistencia de casi 400 personas (entre adherentes y funcionarios). Se estudiaron 121 comunicaciones (76 argentinas, 10 de Chile, 23 de Uruguay, 5 de Brasil, 3 de Perú, 3 de México y 1 de Ecuador).
Concurrir, en ese tiempo, a un congreso internacional era un verdadero desafío. Por ejemplo, los delegados chilenos debieron hacerlo a través de la cordillera y los de Bolivia, “en mulas”. Los de repúblicas más distantes, necesitaron disponer de mucho tiempo: para el viaje, la estadía y el retorno.
Trabajaron 7 comisiones: Ciencias Exactas, Ingeniería, Ciencias Físico-químicas, Ciencias Naturales, Ciencias Médicas, Ciencias Antropológicas y Sociología. El financiamiento estuvo a cargo de la SCA, del gobierno nacional y del Municipio de Buenos Aires. La que examinó el mayor número de trabajos fue la de Ciencias Médicas, con un total de 58 ponencias, que condujeron: Roberto Wernicke, Emilio R Coni y Gregorio Aráoz Alfaro. Allí se pusieron a consideración trabajos relacionados con las aguas termales americanas, la defensa sanitaria de los puertos, el tratamiento moderno de la locura, la higiene privada y pública.
Analizadas las ponencias de los participantes argentinos y las de investigadores de los países latinoamericanos, se dispuso su publicación, lo que se efectivizó en cinco tomos, editados entre 1898 y 1900 (con 94 trabajos, con 2000 páginas de texto, más el detalle de la organización y resultados, a cargo de la Compañía Argentina de Billetes de Banco)[15].
Los delegados fueron llevados a realizar visitas por algunas obras públicas en marcha, tales como: las del puerto de la Capital, las de salubridad, de edificios escolares y a los hospitales San Roque, Rawson, Militar, de Niños, manicomios, construcciones de acceso del ferrocarril Buenos Aires y Rosario, a los cimientos y muros del Palacio del Congreso (a cargo de Víctor Meano); también por ciertos talleres industriales: al Arsenal de Guerra, a las instalaciones del diario La Prensa, a la casa de Schnabl y Lutz (con instrumentos para estudios y registros metereológicos, levantamientos topográficos y operaciones geodésicas, aparatos fotográficos, microscopios, proyectores, telegrafía de Nicolás Tesla y sin hilos de Guillermo Marconi, con corrientes de alta tensión, y los de radiografía de Roentgen), a la manufactura de Spinola y Noceti (con talleres mecánicos que producirían maquinarias para el campo) y a algunas otras. También hubo dos excursiones fuera de la ciudad (para recorrer, en la ciudad de La Plata, el Museo, el Observatorio Astronómico, algunos edificios públicos y el puerto). Tuvieron una actuación muy destacada, entre otros, Estanislao S Zeballos, Gregorio Aráoz Alfaro, Luis A Huergo (vicepresidente del Congreso), Emilio R Coni (vicepresidente 2º), en tanto actuaron como una suerte de anfitriones. Y algunos más: como Tiburcio Padilla (quien falleció durante los preparativos), Marcial Candiotti y Antonio Dellepiane …
Terminada la tarea central se decidió realizar el siguiente en Montevideo, en 1901. Después vinieron los de Río de Janeiro (1905) y Santiago de Chile (1908); más tarde pasaron a denominarse Panamericanos. El último se hizo en Washington en 1940.
En 1998, la SCA preparó una reunión especial, con motivo del centenario de este valioso primer encuentro de la ciencia, no sólo nacional sino también de alcance latinoamericano.
El segundo (1910, Congreso Científico Internacional Americano)
La ley nº 6286, de febrero de 1909, dispuso en su artículo 6º que una comisión (encargada de la celebración del Centenario de la Revolución de Mayo) propendería a la realización “en la capital de la República de un Congreso … y de una exposición de higiene”. Para cumplir tal mandato designó a la SCA: (Dado que) “posee local propio y una buena biblioteca; y la competencia, buena voluntad y actividad de sus 500 miembros activos la habilitan para facilitar, durante los festejos, todas la informaciones especiales que necesiten los investigadores nacionales y extranjeros”. José Figueroa Alcorta (encargado del PEN) fue designado presidente honorario y Luis A Huergo, presidente de la comisión directiva del congreso[16].
Se reunió entre el 10 y 25 de julio. Hubo delegados oficiales de cerca de 10 naciones[17], representantes de varias universidades (locales y extranjeras), sociedades, centros científicos y academias; no faltaron los representantes de las provincias; se analizaron más de 500 trabajos y se calcula que los asistentes pasaron los 1.500[18]. En esta oportunidad los congresistas asistieron a dos funciones de gala del Teatro Colón, visitaron La Plata, la Colonia Nacional de Alienados (a cargo de Domingo Cabred), el puerto de Bs As (en un tren cuya locomotora usó petróleo argentino), la zona del Tigre, … Una simple comparación entre este congreso y el de 1898 señala, de manera muy clara, los cambios significativos, que se expresan en el número de comisiones de trabajo, participantes, medios de transportes utilizados, problemáticas a analizar, etc[19].
Nos sorprende la lista de los asistentes, de donde hemos tomados unos pocos nombres: Jorge Newbery, Eduardo Latzina, Otto Krause, Antonio Paitoví y Oliveras, Eduardo y José M Huergo, Pedro J Pando, Juan A Sánchez, Cristóbal M Hicken, Luis María Torres, Juan B Ambrosetti, Rafael Obligado, Juan Álvarez, Eduardo L Holmberg, Luis Jorge Fontana, Samuel Lafone Quevedo, Pedro Scalabrini, Roberto Wernicke, Clemente Onelli, Antonio E Dellepiane, Víctor Mercante, Rodolfo Rivarola, Carlos Rodríguez Echart, Juan Vucetich, Christian Jackob, Frank L Soler, Carlos O Bunge, Pablo Pizzurno, Genaro Sisto, Alejandro Korn, Ernesto Quesada, Alfredo L Palacios, Ricardo Levene, Ramón J Cárcano, Enrique Mosconi, Agustín P Justo, Joaquín Zabala, Carlos Ibarguren, José M Ramos Mejia, Lucas Ayarragaray, José Ingegnieros, Lucio V López. A los que se suman: las médicas María J Becker y Elvira Rawson de Dellepiane o estudiantes de medicina como Juana Jachesky, la química Eva R de Fernández Poblet, la dentistas Sara Justo, las profesoras Elina González de Correa Morales, Matilde D Flairoto, Clotilde Guillén, Raquel Camaña, Margarita Heilberg de Bose, Ernestina López, Berta Wernicke, Nemesia Vassalli, Alcides de los Llanos, Sofía A de López y algunas más. Una notable diferencia con el primero, sin participantes mujeres.
Por la ley arriba citada, también se dispuso concretar, en la ciudad de Mendoza, un monumento al Ejército de los Andes, realizar en la Capital del país una exposición agrícola, ganadera e industrial y muchas otras iniciativas (no todas efectivizadas).
Se organizó en 12 secciones, de: Ingeniería (presidida por Huergo); Ciencias Físicas y Matemáticas (por Marcial R Candioti); Ciencias Químicas (por Anastasio Quiroga); Ciencias Geológicas (por Eduardo Aguirre): Ciencias Geográficas e Históricas (por Francisco P Moreno, responsable de la SCA); Ciencias Antropológicas (por Florentino Ameghino); Ciencias Biológicas (por Ángel Gallardo); Ciencias Jurídicas y Sociales (por Estanislao S Zeballos); Ciencias Militares (por Pablo Ricchieri); Ciencias Navales (por Manuel J García Mansilla); Ciencias Psicológicas (por Horacio G Piñero) y Ciencias Agrarias (por Pedro N Arata). Las que tuvieron el mayor número de ponencias fueron las de antropología y psicología. Adviértase que -a diferencia del congreso de 1898- hubo poca actividad de los médicos y la razón, posiblemente, está en la siguiente afirmación: “(se propenderá a celebrar) un Congreso científico internacional americano y de una exposición de higiene. La última se está preparando, habiéndosele agregado un congreso médico que la completa”[20]. Así fue: se denominó Congreso Científico Internacional Americano de Medicina e Higiene (presidido por Eliseo Cantón)[21].
El Tercero (1972, Segundo Congreso Argentino de Historia de la Ciencia)
Con motivo del centenario de la SCA, entre el 22 y 24 de noviembre, tuvo lugar este nuevo congreso[22], presidido por Cortés Plá (ingeniero e historiador de la ciencia). De acuerdo con la convocatoria se orientó hacia el “conocimiento del origen, trayectoria y evolución de las instituciones científicas argentinas, estatales o privadas”. Hubo un total de 81 trabajos[23]. Para entonces se advertía una disminución de la participación de autores y delegados extranjeros. Algunos de los asistentes fueron: Enrique P Aznárez, Francisco Cignoli, Juan Cuatrecasas, Horacio H Camacho, Horacio J Cuccorese, Juan Dalma, Venancio Deulofeu, Virgilio G Foglia, Telasco García Castellanos, Enrique Gaviola, Leticia Halperin Donghi, Alfredo Lanari, Argentino J Landaburu, Alfredo G Kohn Loncarica, Vicente Oddo, Desiderio Papp, Luis A Santaló, Alberto A Taquini.
Fue una reunión modesta, llevada adelante en un momento muy difícil de la historia nacional, cuando aun permanecían en la conducción política representantes de un gobierno de facto.
El cuarto (1994, Tercer Congreso Argentino de Historia de la Ciencia y de la Técnica)
Se reúne entre el 11 y 13 de agosto; los máximos responsables fueron Arturo Otaño Sahores (por entonces presidente de la entidad) y Andrés O M Stopani. Hubo 54 trabajos, distribuidos en grupos temáticos: Personalidades de la historia de la ciencia, Temas generales de historia de la ciencia, Temas de historia de la medicina e Instituciones de historia de la ciencia y la técnica. Algunos de los asistentes fueron: Miguel de Asúa, Hugo E Biagini, Marcelo Monserrat, Juan Carlos Nicolau, César Lorenzano, Gregorio Weinberg, Laura Levi, Cristina Mantegari, Lucía Tosi, Alcira Zarranz y un grupo de jóvenes investigadores que se acercaban a la disciplina en cuestión.
Adelantamos, líneas arriba, que fue promovido por la Fundación Babini; pero -lamentablemente- ya no estaban vivos los viejos y entusiastas mentores. Eran otros tiempos, existían múltiples encuentros y los interesados están dispersos entre viajes, becas, variedad de reuniones.
El quinto (2004, Sexto Congreso de Historia de las Ciencias y de la Tecnología)
La SCA prestó su sede, entre el 17 y 20 de marzo, para la convocatoria que nació de la Sociedad Latinoamericana de Historia de las Ciencias y de la Tecnología[24]. Un evento que reunió a investigadores del continente, ya que se hicieron presente representantes de varias provincias argentinas y de Brasil, México, Venezuela, Chile, Colombia, Uruguay, EEUU …, El tema central fue: 20 años de Historiografía de la Ciencia y la Tecnología en América latina, con dos simposios: Historia de la salud pública y la medicina socio-sanitaria en América Latina e Historia de la investigación científica básica biomédica en América Latina. Organizado con cierta modestia, el brillo lo dieron los asistentes, entre los que encontramos los nombres de Juan José Saldaña, Ana María Carrillo Farga, Fernando Mañé Garzón, Pablo Chiancone, Ubiratan D´Ambrosio, Jonathan D Ablard, Ricardo Cruz-Coke, Luis C Arboleda, Eduardo L Ortiz, Hebe Vessuri y muchos argentinos de vieja y nueva trayectoria.
** De los cinco congresos a los que dio albergue, el de más brillo fue el de 1910 ¿Qué ha sucedido después? Una posible explicación está, tal vez, en que ya no es la única asociación que agrupa a los interesados en la ciencia; por el contrario, hay muchas y orientadas en asuntos específicos.
CONCLUSIONES
La SCA ha sido la madre de varias sociedades y el hogar intelectual de muchos argentinos. En un principio se apuntaló a las ciencias naturales, físicas y matemáticas, con sus aplicaciones en la realidad cotidiana; agregó, en poco tiempo, el interés por las ciencias exactas, la astronomía, la biología, la antropología, la arqueología, la historia y, casi sin temor de equivocarnos, por todas las ramas del saber y la cultura. Salvaguardó y salvaguarda numerosos encuentros. Se la considera una referente y, aun con todos sus problemas (fundamentalmente financieros), mantiene a una de las publicaciones más antiguas y continuas del país. No ignoramos que ha tenido más representatividad en el pasado que en el presente; pero aún así no abandona sus metas y sigue contribuyendo al conocimiento, a la confraternidad del saber y a la difusión científica que se expresa, por lo menos, en una vertiente: es consultada, con frecuencia, para la toma de decisiones, la instauración de premios, la evaluación de proyectos. Su biblioteca, hemeroteca y mapoteca son significativas. Auspicia algunas ediciones de libros de valor.
Sociedad Científica Argentina – Presidentes de la Sociedad
1872-1874 Ing Luis A HUERGO
1874-1875 Dr Juan J J KYLE 1875-1875 Ing Francisco LAVALLE 1875-1877 Ing Pedro PICO 1877-1878 Ing Guillermo WHITE 1878-1879 Ing Luis A HUERGO 1879-1880 Dr Valentín BALBÍN 1880-1881 Dr Carlos BERG 1881-1882 Ing Luis A HUERGO 1882-1883 Dr Carlos BERG 1883-1885 Ing Guillermo WHITE 1885-1886 Ing Luis A VIGLIONE 1886-1887 Dr Estanislao S ZEBALLOS 1887-1889 Dr Valentín BALBÍN 1889-1891 Dr Carlos María MORALES 1891-1892 Ing Eduardo AGUIRRE 1892-1893 Dr Juan J J KYLE 1893-1894 Ing Carlos BUNGE 1894-1895 Ing Miguel ITURBE 1895-1896 Dr Carlos María MORALES 1896-1897 Dr Ángel GALLARDO 1897-1898 Ing Domingo NOCETI 1898-1900 Ing Dr Marcial R CANDIOTTI 1900-1901 Dr Manuel B BAHIA 1901-1902 Dr Carlos María MORALES 1902-1903 Ing Carlos ECHAGÜE 1903-1904 Ing Emilio PALACIO 1904-1905 Ing Emilio PALACIO 1905-1906 Dr Carlos María MORALES 1906-1907 Gral Arturo M LUGONES 1907-1908 Gral Arturo M LUGONES 1908-1909 Ing Otto KRAUSE 1909-1910 Ing Vicente CASTRO 1910-1911 Dr Francisco P MORENO
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1911-1912 Ing Vicente CASTRO
1912-1913 Gral Dr Agustín ÁLVAREZ 1913-1914 Ing Santiago E BARABINO 1914-1915 Dr Francisco P LAVALLE 1915-1917 Ing Nicolás BESIO MORENO 1917-1919 Dr Carlos María MORALES 1919-1923 Ing Santiago E BARABINO 1923-1927 Ing Eduardo María HUERGO 1927-1929 Ing Nicolás BESIO MORENO 1929-1933 Dr Nicolás LOZANO 1933-1937 Ing Nicolás BESIO MORENO 1937-1943 Ing Jorge W DOBRANICH 1943-1946 Dr Gonzalo BOSCH 1946-1949 Ing José M PÁEZ 1949-1951 Ing Dr Eduardo María HUERGO 1951-1953 Dr Abel SÁNCHEZ DÍAZ 1953-1955 La Sociedad permaneció cerrada 1955-1956 Dr Abel SÁNCHEZ DÍAZ 1956-1959 Dr Eduardo BRAUN MENÉNDEZ 1959-1962 Ing Pedro LONGHINI 1962-1964 Dr Pablo NEGRONI 1964-1970 Ing José S GANDOLFO 1970-1976 Cap de Nav Emilio L DÍAZ 1976-1988 Ing Agr Eduardo POUS PEÑA 1988-1989 Ing Augusto L BACQUÉ 1989-1992 Ing Lucio R BALLESTER 1992-1999 Dr Arturo OTAÑO SAHORES 1999-2001 Dr Andrés OM STOPPANI 2001-2003 Dr Alfredo G KOHN LONCARICA 2003-2005 Dr Alfredo G KOHN LONCARICA 2005-2007 Dr Jorge R VANOSSI 2007-2009 Dr Jorge R VANOSSI 2009-2011 Dr Ángel ALONSO 2011-2013 Dr Ángel ALONSO 2013- Dr Eduardo CASTRO |
[1] Directora de la Biblioteca Domingo F Sarmiento de la SCA. Profesora adjunta de Historia de la Medicina. Directora el Observatorio de Historia de la Medicina. Departamento de Humanidades Médicas (FM/UBA).
[2] En efecto, la sociedad ha sido paladín de una Argentina abierta y del industrialismo, que se advierte en su interés por las temáticas ferroviarias, de puertos, caminos, viviendas, minería, servicios de salubridad, estudios geográficos, geológicos y del subsuelo (que ayudaron a la ocupación territorial y a la colonización posterior) y unas cuantas más.
[3] Vanossi, Jorge R, “Discurso en el aniversario 136º de la SCA”; en: Anales de la SCA. Bs As, vol 238, nº 1, 2009, p 31.
[4] Tuvo un frustrado antecedente, que se remonta a 1826 (a poco de instalada la Universidad de Bs As, por impulso del gobernador Martín Rodríguez y su ministro de gobierno Bernardino Rivadavia), cuando se proyectó un Departamento de Ciencias Exactas. Otra omisión importante sería no recordar que el estudio de la ciencia había sido un anhelo de los hombres de Mayo y muy bien ejemplificado en los esfuerzos de Manuel Belgrano por apoyar la enseñanza de las matemáticas.
Nota: casi en simultáneo, en la ciudad de Córdoba también se ponían en marcha estudios equivalentes, ya en la Facultad de Ciencias, ya en el Observatorio Astronómico. Y, en Bs As acababa de aparecer la Sociedad Rural Argentina (1864).
[5] SCA. 1872-1997, 125º Aniversario (folleto). Ver allí: facsímil de la original Acta Fundacional, 1872.
[6] SCA Síntesis histórica de la obra realizada durante sus primeros sesenta años de vida. Bs As, Cía Impresora Argentina, 1932, p 16. Se puede consultar también: SCA. Primer Cincuentenario de su fundación (1872-1922). Bs As, Coni, 1922 (folleto). Además: Nicolau, Juan C, “Historia de la SCA en el siglo XIX (1872-1900)”, en: SCA. Anales de la Sociedad Científica Argentina. Bs As, vol 231, nº 1, 2000.
[7] SCA (Biblioteca). Índice de los Anales 1875-1981. Bs As, SCA, 1983, p 7. (Cfr: “Centenario de la publicación del primer número de los Anales de la SCA, 1876-enero-1976”, por Eduardo Pous Pena).
[8] SCA (Biblioteca). Índice de los Anales 1875-1981, … p 7.
[9] La biblioteca de este matemático está a resguardo de la SCA.
[10] De avenida Santa Fe nº 11 45, CABA.
[11] No es una crítica. El aumento de instituciones promotoras de las ciencias, siempre es bienvenido.
[12] Véase una de las imágenes que acompaña este escrito (donde aparece Bernardo A Houssay y un texto) (Material que pertenece al archivo AKL).
[13] En ese año, en un discurso de Capdehourat, leemos: “La SCA, de indudable gravitación en la vida intelectual del país a través de sus 78 años, no obstante sus limitados recursos materiales, ha querido honrar mi labor …”; en: (apartado de) La Prensa Médica Argentina. Bs As, vol XXXVIII, nº 1, 5 de enero de 1951, s/p.
[14] Quien fuera por dos períodos presidente del directorio del Conicet.
[15] Mientras esto se efectivizaba, una publicación bimensual, denominada Revista Técnica, hizo un adelanto de los que consideró los tópicos fundamentales. Había nacido en abril de 1895, y decía en su hoja inicial: Ingeniería. Arquitectura, Minería, Industria, Electromecánica; contaba en la redacción con un número destacado de ingenieros, un médico (Juan Bialet Massé), un profesor y algunos militares. Allí dieron a conocer algunos trabajos: “Tratamiento y utilización de las basuras de la ciudad de Bs As”, de Miguel Tedin; “Los dos canales de acceso al puerto de Bs As”, de Luis A Huergo (quien había sido el director técnico de las obras del puerto, entre 1876 y 1886, logrando avanzar casi de un embarcadero a un punto de amarre. La lectura de la nota es casi una breve historia de los cerca de 120 años de diferentes proyectos para arribar a un puerto de abrigo. En el escrito se advierte la rivalidad con Eduardo Madero. El tercer trabajo: “Los afirmados (pavimentación) de la ciudad de Bs As”, del Carlos M Morales. Y el cuarto: “Estudio de los ferrocarriles que ligarán en el porvenir a las repúblicas sud americanas”, de Juan José Castro. Ampliar con: Sánchez, Norma I, “La Sociedad Científica Argentina, el Primer Congreso Científico Latinoamericano y la Revista Técnica”, en: publicación online Revista de Historia de la Medicina y Epistemología Médica. Publicación de la Cátedra e Instituto de Historia de la Medicina. Departamento de Humanidades Médicas. Bs As, 5º época, vol IV, nº 1, 1º semestre 2012. FM, UBA. www.fmv-uba.or.ar/histomedicina/index.
[16] Nota: quien contó con la colaboración, en calidad de secretarios, de Nicolás Besio Moreno y Enrique Marcó del Pont. Ver: Anales de la SCA. Bs As, Imprenta y Casa Editora Coni Hermanos, tº LXX, entrega 1, julio 1910.
[17] Francia, por ejemplo, designó delegado oficial a Albert Calmette (del Instituto Pasteur de Lille), quien lograría fama, junto a Camille Guérin, con la vacuna BCG.
[18] En 1922 solo se habían publicado 2 volúmenes, por falta de fondos, de los 20 proyectados.
[19] Durante el año 1910 se concretaron numerosos congresos. Por ejemplo: el XVII Internacional de Americanistas; el Primer Congreso Patriótico de Señoras de América del Sur (del Consejo Nacional de Mujeres); el Primer Congreso Femenino Internacional (organizado por la Asociación Universitaria Argentina, del 18 al 23 de mayo); de éste hay una publicación: SCA. Primer Congreso Femenino Internacional. Historia, Actos y Trabajos. Bs As, Ceppi, 1911.
[20] Véase: Anales de la SCA. Congreso Científico Internacional Americano. Bs As, Imprenta y Casa Editora de Coni Hermanos, tº LXX, julio de 1910, entrega 1, p 9.
[21] Ver: Congreso Internacional Americano de Medicina e Higiene de 1910. Actas y Trabajos (compilados por Luis Agote -profesor de la Facultad de Medicina y médico del Hospital Rawson-). Bs As, Establecimientos Gráficos M Pastor, 1910. Ampliar con: Sánchez, Norma I. La higiene y los higienistas en la Argentina (1880-1943). Bs As, SCA, 2007, p 429-30.
[22] El Primero, se realizó en Córdoba (del 11 al 13 de setiembre de 1969), con motivo del Centenario de la creación de la Academia Nacional de Ciencias de Córdoba, con la activa participación de Telasco García Castellanos (las actas fueron publicadas por el Boletín de la ANCiencias (Córdoba, tº XLVIII, entregas 1-4, 1970 y tº XLIX, entregas 1-4, 1972). El segundo se planificó realizar en Tucumán, con la dirección de Juan Dalma, pero finalmente hubo un cambio por Bs As.
[23] Que no fueron publicados o muy parcialmente.
[24] En rigor: el congreso tuvo dos sedes: en la SCA y en la Universidad de Tres de Febrero. Fue proyectado, sin éxito, para el año 2000 o 2001. El presidente de la Slhcyt, en ese entonces el argentino Carlos Galles, tuvo la colaboración de dos vicepresidentes: Kohn Loncarica (por la SCA) y Celina Lértora Mendoza (por Fepai). Nota: los orígenes de la Slhcyt hay que buscarlos en la primera reunión latinoamericana de historiadores de la ciencia y la tecnología, que se realizó en Puebla (México), entre el 23 y 26 de agosto de 1982; es decir tiene una antigüedad de 30 años y fue su inspirador el investigador mexicano Juan José Saldaña.